Nos han educado a decir siempre que sí, a anteponer las necesidades de los demás a las nuestras propias, pero la realidad nos marca un ritmo diferente. Nuestro bienestar psicológico depende de nuestra capacidad para establecer límites sanos, establecidos con asertividad.
Los límites se fijan utilizando la palabra NO en ciertas situaciones. Para ello es necesario que seamos sinceros con nosotros mismos y sepamos exactamente lo que queremos. Desde la psicología trabajamos dos tipos de límites: emocionales y físicos. Poniendo límites a las cosas podemos ser capaces de poner límites a las personas.
¿Te ocurre algo parecido?¿Te sientes incapaz de poner límites en tu vida o crees que ha llegado el momento de que tu vida tenga unas directrices? Una buena noticia es que yo te puedo ayudar demostrándote que los límites nos dan seguridad, nos anclan a la realidad y nos ayudan a tener una mayor calidad de vida.